Preocupación por la baja de público a los cines.

La taquilla de los cines en toda América ha experimentado una baja que preocupa a los propietarios de salas. Una combinación de factores, incluyendo la competencia de otras formas de entretenimiento, alto precio de las entradas, bebidas y popcorn, conciertos de cantantes famosos, espectáculos de diversa índole, los viajes de fines de semana largos provocados por el fácil acceso a la compra de vehículos y la situación económica general, han afectado el gasto de las personas.

Ya hay cines en América que han eliminado la venta de bebidas y popcorns, las populares “cabritas” y han rebajado el precio de las entradas. En muchos casos la venta de estos productos superaban en dinero la taquilla en los cines.

En casos extremos, los propietarios de cines han puesto a la venta sus salas para poder hacer frente a esta realidad. Los cines ya no figuran en los primeros lugares de la entretención como sucedía a las décadas 70, 80 y 90. Las empresas de publicidad culpan a quienes dirigen las salas por la escasa publicidad. En esas décadas la publicidad de películas se hacía en periódicos, radios tv, revistas, en grandes cantidades llamando la atención del público. Ahora se busca una publicidad gratis que como todo lo gratis, no logra buenos resultados.

Los factores que causan la ausencia de público a las salas de cine.

El auge del streaming y otras formas de entretenimiento en casa ofrece alternativas atractivas, especialmente para aquellos que prefieren ver películas desde la comodidad de su hogar en compañía de la familia y a precios más accesibles.

La baja en la taquilla tiene un impacto significativo en la industria cinematográfica, afectando a los estudios, productores, exhibidores, generalmente propietarios de las salas, y otros actores involucrados.

Las encuestas dicen que los cines han bajado su atractivo también por una costumbre adquirida en los últimos años. Falta de publicidad efectiva. Alguien dijo que las películas se promocionaban solas, que no había necesidad de hacer eventos especiales ni gastar energías en espectáculos para ayudar al Séptimo Arte; evidentemente estaba equivocado. Nadie imagina el concierto de un cantante sin publicidad, dejaría pérdidas irreparables. Si el público no se entera del espectáculo no hará esfuerzo alguno por ir a verlo, eso está claro.

Si usted consulta a cualquier persona por la última película que vio en un cine, mencionará una cinta de hace años o dirá simplemente “no voy al cine” es muy caro, la última vez que fui gasté más en confitería que en las entradas. Me entero de las películas, sus protagonistas, directores y argumentos por la prensa. Ni las cómodas butacas, ni las pantallas gigantes ni el sonido espectacular han logrado detener la fuga de espectadores.

El cine fue siempre la gran entretención y esa gran entretención hay que recuperarla.

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